a partir de un conflicto de los trabajadores ferroviarios que exigen se les reintegre una retención del 10% hecha sobre su salario. Esta organización surge de la mano del político conservador Marín Pinuer, y su estandarte sería bendecido durante años por la Iglesia Católica, abrazando por lo tanto los principios de la colaboración de clases. Pero en 1916, un nuevo conflicto se desata entre los ferroviarios, una huelga general de todo el sector que exige un reajuste de salarios y que da muestras de gran combatividad y de lucha, sobrepasando las directrices de los dirigentes del diálogo como Pinuer, entonces el dirigente obrero Luis Emilio Recabarren, que venía desarrollando reiterados intentos de formar una organización única para todo el proletariado chileno desde el norte, ve el potencial de la GFOCH, que pese a su carácter de colaboración de clases, estaba constituida en un sector clave para la economía nacional, el gremio ferroviario, que funcionaba en la época del salitre y las exportaciones como las “venas abiertas” del capitalismo chileno.
Al ver el potencial de la GFOCH, Recabarren busca la convergencia con esta organización, logrando extender sus influencias hacia otros sectores de la clase trabajadora y fundando secciones de ésta en todas las ciudades del país. Pero los principios orientadores de la GFOCH continuaban siendo aquellos bendecidos por la Iglesia, hasta que en 1919, ante el Congreso de esta organización, Recabarren logra modificar sus principios fundadores y ponerse a la cabeza de su dirección, dando origen así y refundando a la vieja GFOCH como la primer organización de carácter sindical, centralizada, de todo el proletariado chileno. Surgiría así, años más tarde, la Federación Obrera de Chile cuyos principios orientadores serían los de la lucha de clases y el socialismo.
Al ver el potencial de la GFOCH, Recabarren busca la convergencia con esta organización, logrando extender sus influencias hacia otros sectores de la clase trabajadora y fundando secciones de ésta en todas las ciudades del país. Pero los principios orientadores de la GFOCH continuaban siendo aquellos bendecidos por la Iglesia, hasta que en 1919, ante el Congreso de esta organización, Recabarren logra modificar sus principios fundadores y ponerse a la cabeza de su dirección, dando origen así y refundando a la vieja GFOCH como la primer organización de carácter sindical, centralizada, de todo el proletariado chileno. Surgiría así, años más tarde, la Federación Obrera de Chile cuyos principios orientadores serían los de la lucha de clases y el socialismo.
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